Es cierto que la cuarentena no nos deja salir de nuestras casas, pero eso no significa que no podamos viajar de la mano de la literatura. Por eso, los miembros de La Mosca Azul te recomiendan los siguientes cuentos, escritos por salvadoreños, que han de ayudarte a entrar a un nuevo universo narrativo (y escapar por un momento del calor).
El Lecumberri, de Melitón Barba
Recomendado por: Derlin de León
El cuento El Lecumberri pertenece al libro Cartas Marcadas (Itsmo, San Salvador, 1989).
El Lecumberri es un cuento sitiado por la violencia, la corrupción, el contrabando de drogas, la prostitución y el amor. Es decir, un cuento profundamente latinoamericano. Narra la historia de un ex convicto de la penitenciaría mexicana que va fraguando su destino a punta de cuchilla. Y devela, con un lenguaje llano y potente, la oscura corrupción de las instituciones estatales.
“Los criminales ocupan “El corralón de los consentidos”, porque hasta los vigilantes les tienen miedo y el propio alcaide hace negocios sucios con ellos. Son consentidos porque les permiten todo, desde la entrada de putas hasta ponerse libos y hacerle al pusher”.
En una sagaz historia sobre un hombre sin ley, sobre padres desesperados y un amor suicida, Barba aborda problemáticas de la década de los setenta que guardan una pavorosa vigencia en la actualidad. Construido de personajes yermos y marginados, El Lecumberri explora las más profundas emociones humanas y nos entrega un final terriblemente hermoso: un Knock out.
Semos malos, de Salarrué
Recomendado por: Hugo G. Sánchez
El cuento Semos malos pertenece al libro Cuentos de Barro (San Salvador, Editorial La Montaña, 1934).
Semos Malos es el espíritu de un época o la amalgama de los espíritus de todas las épocas: la fatalidad. Semos Malos también es un desierto, un paraje en el que somos uno con nuestra suerte pasada y presente.
En esta narración, probablemente escrita hasta un año antes de la masacre de 1932, Salarrué nos presenta a un padre, duro y distante hasta en los momentos a la fatalidad, y a su hijo, quienes emprenden un viaje a un sitio en el que creen ver una promesa de dicha.
“Dicen que en Honduras abunda la plata”, señala Goyo Cuestas, el padre.
Resulta difícil no encontrar similitudes entre las condiciones paupérrimas de estos personajes y las que enfrentan miles actualmente, entre la necesidad de migrar para tratar de tener una mejor vida, entre las rutas que son purgatorios y los puntos de llegada (en el cuento Honduras, en la actualidad Estados Unidos) son infiernos.
Semos Malos es un cuento que se renueva a la luz de la realidad migratoria del país, porque Goyo y su hijo bien pudieron ser dos de nuestros hermanos que durmieron en el Salvador del Mundo la noche previa a comenzar su viaje a Estados Unidos, que enfrentaron el clima inhóspito, que se escondieron de los ladrones/policías y que finalmente cayeron en manos de un cartel para huir en los picos de los zopes al atardecer.
También es un cuento en el que Salarrué se arriesgó al dejar pasar un final potente, el de la imagen de las aves de rapiña, para darnos uno más reflexivo y revelador de la condición humana.
Puedes leerlo acá: Semos Malos
Fade Out, de Rafael Menjívar Ochoa
Recomendado por: Jeannette Cruz
El cuento Fade out pertenece al libro Un mundo en el que el cielo cae y cae (San Salvador, Revuelta, 2011).
Fade Out es uno de esos cuentos que dicen más por omisión que por descripciones: lo que pasa y se cuenta es sólo indicio de algo escondido que se nos insinúa, pero no se explica. Un hombre lee las cartas, aunque no crea en lo que dicen, en un cuarto sucio en Acapulco. Lo acompaña una prostituta que niega ser ninfómana. Ambos tienen un pasado que nunca habrán de decirse en voz alta, y ambos tienen motivos para estar en ese lugar al mismo tiempo. Este es un cuento fundamentado en los diálogos, en la construcción de oraciones breves y las repeticiones enfáticas. La represión y la violencia son el telón de fondo de este cuento. Léelo aquí.
Hechos de un buen ciudadano (parte 1), de Claudia Hernández
Recomendado por: Óscar González
Hechos de un buen ciudadano (parte 1) pertence al libro De fronteras (San Salvador, Piedra Santa, 1975).
Trata sobre una persona que encuentra un cadáver en su cocina (una mujer con “cara de llamarse Lívida”) y que pone un anuncio en el periódico para encontrar a su dueño. Hay un mensaje social de trasfondo relacionado con quienes buscan a sus muertos y de quienes no pierden la esperanza de encontrar a sus seres queridos. Lo sorprendente es cómo la autora lo aborda; la decisión inusual del protagonista de qué hacer con el cuerpo, que coloca al relato fuera del que podría pensarse como su “curso natural”, conlleva a situaciones cargadas de elementos que están entre el absurdo y la parodia, pero que no pierden ese estado de duelo. Corto, preciso, intenso, muy recomendable. Puedes leerlo aquí.
Nota final
Planeamos añadir más recomendaciones en el futuro. Para verlas todas, ve a esta sección.